Las siglas
TDAH (Trastorno por déficit de atención con hiperactividad) se refieren a un
trastorno crónico del desarrollo que se caracteriza principalmente por la
dificultad para mantener la atención en
las tareas que se están realizando y tendencia a presentar un comportamiento
impulsivo.
Este trastorno acaba produciendo alteraciones en diferentes áreas del
funcionamiento cognitivo y también dificultades en la
relación emocional y social.
El Manual
diagnostico y Estadístico DSM-5 sitúa el diagnostico de este trastorno a los 12
años.
Hay mucha literatura científica acerca de
los componentes biológicos de este trastorno.
También se han estudiado los factores
ambientales que pueden desempeñar un papel en el desarrollo del TDAH.
Se diagnostica con frecuencia TDAH en niños
y se les administra medicación para ayudarles a superar este trastorno.
Pero en el
año 2012 se desató un fuerte polémica en torno a este diagnostico cuando en
la revista más importante de Alemania, Der Spiegel, se publicó una entrevista a
Leon Eisenberg, la persona que describió
por primera vez el trastorno de atención con hiperactividad TDAH. En esta
entrevista Eisenberg afirmaba que el
TDAH era “un excelente ejemplo de trastorno inventado” y que “la predisposición genética para el
TDAH estaba completamente sobrevalorada. “ Más tarde se intentó matizar
esas afirmaciones de Eisenberg, diciendo que este solo intentaba decir que se
sobrediagnosticaba este trastorno.
Más allá de la polémica que se generó, el
hecho de que la persona que describió por primera vez el TDAH cuestione su existencia nos hace reflexionar acerca de
cuál es la situación real.
Para empezar es cierto que los niños a veces tienen una energía desbordante y que
hay que ayudarles a centrar la atención para que aprendan a organizarse.
No es menos
cierto que los padres en la actualidad están muy estresados por las múltiples
ocupaciones que tienen tanto a nivel profesional como cuando llegan a
casa. Aunque estén con los niños no pueden estar sentados tranquilamente con
ellos, no siempre están disponibles para ellos.
Actualmente
todos tenemos una tendencia a querer
hacer más de dos cosas a la vez, lo cual dificulta poder estar realmente por las
cosas que hacemos.
Tal vez el
comportamiento de los niños sea un síntoma de una forma de hacer las cosas en
la actualidad y esto nos afecta a todos. Llevamos una vida hiperactiva.
Intentar
tener tiempo para dedicarnos a conversar y a jugar con nuestros hijos, ayudaría
a que todos pudiéramos estar más comunicados emocionalmente .
Ayudaría a
que los niños pudieran estar más centrados en sus tareas:
- tener una actitud positiva hacia ellos,
-conservar la calma y hablarles despacio
- ayudarles en las tareas escolares
- alternar actividad física con otras
actividades más calmadas
- darles instrucciones
breves y simples.
Tal vez durante las vacaciones podríamos
empezar a ensayar algunas de estas pautas con idea de tener todos una vida más
calmada.