En nuestra vida cotidiana es inevitable encontrarnos con
situaciones que nos generan estrés o dolor. No existen formulas mágicas o
medicamentos que nos resuelvan los problemas.
Si cuando aparecen los problemas dejamos que nuestra mente se disperse,
empezaremos a tener pensamientos negativos que nos producirán una sensación
creciente de malestar e impotencia. Nos sentiremos inquietos, con temor al
entorno que nos rodea. Nos puede invadir una sensación de catástrofe que solo
podremos superar si somos capaces de gestionar mejor las situaciones que nos
preocupan.
Pero nosotros podemos realizar un esfuerzo consciente para superar
ciertas situaciones y conseguir sentirnos bien con nosotros mismos y con
nuestro entorno.
Tenemos recursos a los que podemos acceder para evitar quedar
atrapados en esos pensamientos que nos generan todavía más confusión y que nos
impiden ver cómo resolver lo que nos inquieta.
Tener capacidad para controlar nuestros pensamientos y nuestros
impulsos nos permitirá afrontar los problemas y el estrés con otra actitud.
Centrarnos en el momento presente es la forma en la que podremos
influir más intensamente en nuestro futuro.
Es muy útil, en este sentido, la meditación que nos ayuda a centrarnos en el
aquí y ahora y no permite que nuestra mente se disperse y se distraiga.
Esta es una práctica que requiere perseverancia y voluntad para
que al cabo de algún tiempo podamos sentirnos más capaces de enfrentar bien nuestros
problemas.
También es necesario que hagamos ejercicio de manera regular y
dormir las horas suficientes. Cuidar nuestras relaciones sociales y dedicar
algún tiempo a alguna tarea altruista, nos ayudará a equilibrar nuestro cuerpo
y nuestra mente y que nuestros sentimientos y nuestras emociones se armonicen.
Estar centrados en el momento presente es fundamental.