Tener buena memoria es algo bueno. Pero con frecuencia nuestra memoria
es selectiva. Hay personas que
en su dialogo interior continuamente están recordando momentos del pasado que
fueron tristes o dolorosos.
También hay
personas que añoran lo que dejaron pasar, pero no parecen recordar ni valorar
los aspectos positivos de las decisiones que eligieron tomar.
Hay
personas que no parecen valorar lo que
recibieron de las personas de su entorno.
No se trata solo de haber recibido cosas materiales, sino también
afecto, apoyo, libertad.
Evidentemente
nuestra vida podría haber sido distinta si hubiéramos elegido opciones que en
el pasado no nos parecieron las mejores. Pero probablemente lo que acabamos
eligiendo tenía para nosotros algunas ventajas que en estos momentos podría ser que no
valoráramos lo suficiente.
Elegir quiere decir tomar una de las opciones posibles pero también
dejar de lado otras opciones. Es como renunciar a algunas
posibilidades para quedarnos solo con una: la elegida..
A veces nos
resulta difícil aceptar esa sensación de pérdida por lo que dejamos de lado
cuando tomamos una decisión.
A lo largo
de nuestra vida nos encontramos también con otras situaciones de pérdida que nos
resultan dolorosas, puede ser un trabajo, una relación de pareja, un familiar
cercano, pero esas pérdidas también nos permiten crecer. También abren nuestros
horizontes para encontrar en nosotros lo mejor de nosotros mismos.
Valorar el presente y poder organizar nuestro futuro va a ser lo que
nos va a permitir ser más felices en la actualidad.
Valorar el
presente quiere decir valorar los pequeños momentos que estamos viviendo en el
momento actual. Puede ser una conversación con una persona amiga o contemplar
un paisaje, saborear un momento de tranquilidad en el que estamos leyendo un
libro o resolviendo una situación domestica.
Mirar hacia delante nos va a permitir vivir
mejor el presente que mirar hacia atrás añorando aquello que “podría haber sido y
no fue”.
Si podemos
ayudar a las personas de nuestro entorno a sentirse mejor también nos hará
sentir mejor a nosotros mismos y va a
contribuir a nuestro bienestar.
Estar
deseando continuamente cosas materiales o sensaciones nuevas nos lleva a una
trampa en la que la insatisfacción es el sentimiento predominante.