dimecres, 25 de gener del 2017

QUE PODEMOS HACER PARA SENTIRNOS FELICES




Recibimos continuamente estímulos desde el exterior que hacen que nuestra mente responda de forma automática. Si no gobernamos nosotros nuestra propia mente, nos sentimos cansados y confusos.

Podemos conseguir sentirnos mejor con nosotros mismos, si somos capaces de controlar nuestra mente.





Las condiciones para conseguir ese objetivo serian:

1)        Conseguir lograr concentración mental.  Nuestra mente de forma espontánea  pasa rápidamente de un punto de atención a otro. Conseguir centrar nuestra atención en un solo punto y no permitir que nuestra mente se distraiga hacia deseos absurdos, sería una de las claves para conseguir una felicidad autentica. Si ejercitamos nuestra mente, en ese sentido, diariamente, descubriremos que podemos conseguir el nivel adecuado de concentración que permita que nuestra mente reelabore los datos que recibe, sin generar confusión y malestar.

2)       Plantearnos unos objetivos claros y saber cómo conseguirlos. Con frecuencia nos planteamos objetivos que luego no cumplimos: dejar de fumar, ir al gimnasio, ser amables con las personas de nuestro entorno y algunos otros. No conseguimos comportarnos como desearíamos porque nos dejamos llevar por nuestros impulsos. Estos impulsos nos distraen de nuestros objetivos y luego acabamos sintiéndonos tristes porque no hemos conseguido llegar donde nos proponíamos.

3)       Superar las dudas que podamos tener. Las dudas generan confusión y sufrimiento, pero al mismo tiempo, el hecho de dudar resulta estimulante para nuestra mente y por eso no podemos evitar la duda. Si entrenamos nuestra capacidad de concentración, conseguiremos reducir nuestras dudas y nos sentimos aliviados al sentir que las cosas empiezan a marchar con como queríamos.





Los tres puntos anteriores podrían resumirse en uno: aumentar nuestra capacidad de concentración. En las teorías budistas eso se consigue a través de la meditación. Ser consciente de la respiración, ayuda a concentrarse. A partir de la concentración podremos llegar a  la introspección y seremos más conscientes de cuáles son nuestros deseos más auténticos. Para meditar no es necesario ir a parajes lejanos. Se puede meditar en nuestro propio hogar.

Seguramente todos recordamos momentos en que hemos estado concentrados en una tarea o en una conversación, la sensación de felicidad suele acompañar esos momentos de concentración. Si observamos a una persona que está concentrada en una tarea veremos en su cara una expresión relajada.

Cuando aparecen pensamientos que nos distraen y nos alejan de aquello que estamos haciendo, nuestra tarea se entorpece. Lo más importante es bloquear esos pensamientos intrusos en cuanto aparecen. Hacernos conscientes de su existencia y observarlos como algo externo a nosotros, es una forma de detenerlos. Es una forma de impedir que nuestra mente quede atrapada de forma automática en esos pensamientos.



Observar y escuchar los estímulos de nuestro alrededor es una forma de hacernos conscientes de ellos y que no nos atrapen de forma automática. Podemos hacer la prueba, cuando alguien intenta convencernos de algo para su propio interés, escuchemos las palabras que dice y como las dice,  observemos sus gestos, su manera de expresarse. Si observamos y escuchamos atentamente, nos resultará más fácil concentrarnos. Probablemente conseguiremos información que nos va a ser más útil que si escuchamos las palabras literales que dice esa persona.
Podremos entonces tomar nuestras propias decisiones de acuerdo con lo que realmente queremos sin dejarnos llevar por nuestros impulsos.








dimarts, 17 de gener del 2017

COMO CONSEGUIR QUE NUESTRA MENTE NOS AYUDE A SER FELICES




Con frecuencia pensamos que ser feliz depende de tener más dinero, más cosas o más relaciones sociales. Pero no es así. Ser feliz depende en gran medida de como organizamos nuestra mente. También de como utilizamos los recursos que poseemos.

Nuestra mente funciona con unas leyes que a menudo desconocemos. Una de estas leyes es modificar la información que  nos llega de forma automática, sin que nosotros seamos conscientes de ello.

Si estamos atentos a esto podemos llegar a detectar el momento en que nuestra mente modifica la información que le llega del exterior e impedir que lo haga.
Ayudarnos a reforzar nuestras posibilidades de controlar nuestra mente es una de las metas que se plantea actualmente en  psicoterapia y también en las prácticas budistas.



Las personas que practican meditación que es una forma de observación de nuestro mundo interior, pueden ser más conscientes de como, en cuanto llega un estimulo del exterior a nuestra mente, esta lo modifica y produce una reacción que no siempre es la que corresponde al estimulo que nos llegó.

Si no somos conscientes de ello nos moveremos por impulsos, no por actos reflexionados. Esa reacción impulsiva nos puede llevar a desear cosas que no siempre nos convienen.


El deseo surge a menudo de intereses ajenos a nosotros: por ejemplo mensajes publicitarios o informaciones que nos llegan a través de personas que velan por sus intereses y no por los nuestros.

Actuar impulsivamente y buscar satisfacer  deseos de forma irreflexiva, nos lleva a un estado de entusiasmo. Cuando el entusiasmo decae, el sufrimiento y la frustración tienen una intensidad mayor que el placer obtenido. Si recibimos un nuevo estimulo desde el exterior, volverá a repetirse esa reacción de entusiamo y nuevamente sucederá un episodio de frustración. En esa cadena de acción- reacción- frustración se encuentra la génesis de muchas dependencias, por ejemplo,  dependencias alimentarias, compras compulsivas, dependencias sentimentales, ludopatías, o dependencias de sustancias diversas  y así un largo etcétera.





Otro aspecto que surge del funcionamiento automático de reprogramación de información por el que se rige nuestra mente, es el pensamiento negativo. En cuanto entra una información en nuestra mente, esta la transforma en un pensamiento negativo.  Aunque no queramos estar tristes, muchos de los condicionamientos personales de nuestra historia hacen que nuestra mente tenga este funcionamiento. Acabamos, entonces, teniendo pensamientos negativos que nos ponen tristes y nos hacen ver, a menudo, el lado pesimista de la vida.



En cuanto ese pensamiento está en nuestra mente ya tendemos a tomarlo como cierto y va a ser difícil cambiarlo. Para conseguirlo puede ser necesario recurrir a la ayuda de un buen psicoterapeuta que nos ayude a modificar ese tipo de pensamiento negativo.
Ser conscientes de cómo funciona nuestra mente nos ayudará a impedir que ese pensamiento negativo y la búsqueda compulsiva de satisfacciones frustrantes   invadan nuestra mente progresivamente.  

dimecres, 11 de gener del 2017

PORQUE A VECES DESEAMOS COSAS QUE NO NOS CONVIENEN


En la actualidad nos encontramos sometidos a múltiples estímulos que nos hacen desear cosas que realmente no necesitamos. A veces nos refugiamos en placeres que finalmente nos acaban causando dolor. Entender porque a veces deseamos o hacemos cosas que no nos convienen puede sernos útil para evitar vernos en situaciones difíciles.

Cuando deseamos algo sea de tipo material, emocional o social, se producen cambios en nuestro cerebro. De forma inmediata el deseo lo sentimos como sufrimiento y el conseguir aquello que deseamos lo sentimos como placer.

Podríamos definir tres formas de resolver el deseo:
Conseguir aquello que deseamos
 Buscar un placer sustitutorio

Aplacar el deseo sin satisfacerlo


La primera forma, conseguir aquello que deseamos, seria la manera más apropiada para resolver la situación de deseo. Es natural desear cosas o plantearnos objetivos. Cuando deseamos algo y lo conseguimos aparece una sensación de felicidad. Especialmente cuando son objetivos o cosas realistas y reflexionadas.

La segunda situación, buscar un placer sustitutorio, surge cuando no nos sentimos capaces de conseguir aquello que verdaderamente deseamos. Buscamos entonces algo que nos satisfaga de una manera más básica. Tal vez nos vayamos de compras o nos refugiemos en la comida o en el alcohol o tengamos cualquier otro tipo de conductas compulsivas.



Esta manera de intentar resolver el deseo, nos va a generar sufrimiento. Nos vamos a sentir peor que antes porque en realidad no hemos satisfecho el deseo que teníamos. Esta forma errónea de intentar satisfacer el deseo, está en la base de muchas adicciones. Al no satisfacerse el deseo real se busca una y otra vez refugio en alguna situación o sustancia que finalmente nos puede atrapar y de la que es difícil salir. Será necesario buscar, cada vez, sensaciones más fuertes para conseguir el placer.
Esos estímulos son también una forma de evadirnos de la realidad. Esa necesidad de evasión surge cuando, al no satisfacerse los deseos reales que nos aportarían placer, surgen el estrés y los sentimientos de impotencia.




La tercera forma de intentar resolver el deseo, reprimiéndolo, sería una forma de intentar aplacar el deseo sin satisfacerlo, lo cual lleva a una situación de insatisfacción que acabará perturbando el estado de ánimo y la relación con las personas del entorno. Optar por esta tercera forma de satisfacer el deseo es como fingir que no deseamos. En el fondo la persona queda insatisfecha.  
La persona insatisfecha puede disimular de diferentes formas su insatisfacción  buscando aspectos negativos a aquello que deseaba “en realidad no me gustaba”, “así vivo más tranquilo”. De esta forma se va limitando en su desarrollo personal. Tal vez dejará de lado situaciones laborales que podrían haber sido interesantes, o relaciones sentimentales, posiblemente satisfactorias, o cualquier otra situación que pudiera aportarle confort y satisfacción.



Esa aparente indiferencia, al no satisfacer los deseos, genera estados de ánimo de  frustración que dan lugar a sentimientos de rabia o bien a situaciones de apatía: la persona se siente desanimada pero con un fondo de amargura y de resentimiento. A veces la persona “no quiere ver”, que es lo que le está pasando realmente porque su orgullo se puede sentir herido si descubre que está adoptando una actitud errónea.


La única forma de poder sentir bienestar interior y serenidad seria identificando cuales son nuestros deseos reales  y no solo materiales, para poder encontrar la forma de realizarlos. No siempre será  posible realizar nuestros deseos. Necesitaríamos entonces poder desarrollar la capacidad de aceptar que nuestro deseo no pudo realizarse para poder valorar lo que si pudimos conseguir.



   

dilluns, 2 de gener del 2017

BUENOS DESEOS PARA EL AÑO NUEVO


Con la llegada del año nuevo aparecen nuevos deseos y proyectos. Es algo natural, queremos mejorar y sentirnos felices. Desear algo nuevo nos estimula y nos hace sentir vivos. Pero sería bueno no caer en la trampa de la novedad sin un motivo real y bien fundamentado.  Desear algo nuevo requiere un tiempo de reflexión. Para ello deberíamos conocer  los mecanismos que se producen en nuestro cerebro el desear algo.




Desear algo que no tenemos produce sufrimiento, nos sentimos nerviosos al no saber si conseguiremos lo que deseamos . Nuestro cerebro segrega entonces ciertas sustancias, nuestro torrente sanguíneo se altera . Surge en nosotros una excitación que hace que nuestro cerebro convierta el desear y perseguir algún deseo en algo agradable .
Cuando conseguimos lo que deseábamos, sentimos bienestar . Pero la sensación de desear ha sido tan excitante que nos empuja a plantearnos un nuevo deseo .  Se genera, entonces, un nuevo deseo, un nuevo sufrimiento, una nueva sensación de bienestar, si lo conseguimos . Y así en una espiral que no terminaría nunca . Por el contrario, si el deseo no se consigue se genera frustración y rabia .
Nuestra mente no puede permanecer en la ignorancia de no saber que perseguir un deseo tras otro nos impide disfrutar de lo que ya tenemos y sobre todo de la compañía de las personas que amamos y nos aman.





Por otra parte, vivimos en un entorno social que nos empuja a desear cada vez más objetos, más sensaciones. Nos hace sentir que el éxito, el triunfo, es tener cada vez más dinero o comprar más objetos. La publicidad, las revistas del corazón, la televisión, nos muestran imágenes que transmiten ese mensaje. Es un mensaje que no muestra la vida como es realmente. Nos hace olvidar los aspectos valiosos de nuestra vida cotidiana. Nos hace perseguir objetivos que en realidad no nos van a dar la felicidad.
Aunque es bueno desear superarnos y obtener cosas nuevas o mejores, debiéramos plantearnos que es necesario hacerlo con moderación y con grandes dosis de realismo. Rodearnos de las personas que nos quieren, nos ayudará a valorar lo que hemos conseguido.  



También es importante poder practicar la meditación que nos hará poder observar nuestra mente y disfrutar del placer de hacer desaparecer el dolor generado por un problema.
Si no nos dejamos llevar por placeres ilusorios, conseguiremos ir resolviendo nuestros problemas sin la necesidad de refugiarnos en estímulos excitantes.