Cuando
nos encontramos en una situación que nos genera estrés, nuestro primer impulso
seria huir. Si no nos es posible, nos sentiremos mal, tanto a nivel físico como
psicológico. Tal vez descargaremos nuestra ira, o bien nos quedaremos
paralizados por el miedo.
Poder dirigir nuestra atención a lo que
está sucediendo, cuando aparece una situación estresante, nos dará la
posibilidad de reaccionar con una conducta más adecuada al momento.
Cuando
sucede algo que nos altera y agobia, si nos detenernos a observar la tensión
que parece en nuestros músculos, en nuestra mandíbula, como se nos acelera el
pulso, podremos hacernos conscientes de cuáles son nuestros sentimientos, de
enfado, o de temor. Para lograr todo esto nos ayudará estar atentos a nuestra
respiración.
Centrarnos en nuestra respiración nos
permite acercarnos al momento que nos estresa desde una situación más tranquila
porque prestar atención a nuestra respiración nos calma.
Una
persona fumadora nos explicaba que el deseo de fumar un cigarrillo solía durar
unos segundos. Empezó a practicar ejercicios de respiración cuando sentía el
impulso de fumar y descubrió que la tranquilizaba tanto o más que el cigarrillo
que antes fumaba para calmar su estrés.
Otra
persona nos comentaba que en sus visitas al dentista consiguió estar más
relajada cuando en lugar de tensarse mientras el dentista trabajaba, consiguió
centrarse en su respiración y en las sensaciones de su cuerpo tumbado en el
sillón de la consulta.
Esta
capacidad de relajarse en semejantes circunstancias es algo que se puede
adquirir con la práctica. Si diariamente realizamos quince minutos de
relajación, estando atentos a nuestra respiración, en algún lugar tranquilo de
nuestra casa, observaremos como nuestro estado de ánimo se calma. Nos será,
entonces, más fácil relajarnos de forma habitual y observar en los momentos de
estrés, cual es la reacción más adecuada.
No nos dominará nuestra
impulsividad que nos lleva a descargar la tensión de maneras a veces
inadecuadas,
Se viene observando en estudios recientes
que la resiliencia a las situaciones estresantes es mayor en las personas que
practican ejercicios de respiración y relajación de forma regular.