Comunicarnos
bien con las personas que nos rodean es fundamental para poder sentirnos bien
con nosotros mismos.
Si
conseguimos comunicarnos adecuadamente con
las personas de nuestro entorno sentiremos que todo fluye de una manera
más agradable, nos sentiremos comprendidos y también comprenderemos a los
otros.
Para lograr esa buena comunicación con los demás se
requieren tres actores fundamentales:
1)
Saber
escuchar
2) Saber expresar nuestros sentimientos
adecuadamente
3) Tener una actitud de respeto
hacia los demás.
Cuando
alguien no escucha a los otros, no expresa adecuadamente sus sentimientos y no
transmite una actitud de respeto, se producen cortocircuitos en la comunicación
que generan tensiones, rupturas de relaciones y frecuentemente pueden haber
discusiones. Todo esto es una fuente de malestar personal para las personas
implicadas en la situación.
Escuchar bien quiere decir prestar
atención a lo que la otra persona nos está diciendo, sin prejuicios y sin
ponernos a la defensiva.
Expresar nuestros sentimientos
adecuadamente, quiere decir poder hablar de cómo nos
sentimos sin mostrarnos hirientes hacia la persona que nos escucha. Este aspecto
es delicado, porque con frecuencia no somos conscientes de como puede escuchar
la otra persona aquello que estamos diciendo. Sucede a menudo con las bromas
que pretendiendo ser simpáticas son más ofensivas de lo que pudiéramos
imaginar.
La actitud de respeto hacia los demás
sería básicamente poder dirigirnos a los demás sin menospreciarles. A veces
pretendiendo ser simpáticos podemos hablar al otro con una actitud de
superioridad que le puede resultar ofensiva. De nuevo aquí, encontraríamos situaciones
personales en las que no hemos sido conscientes de cómo nos acercábamos al otro
y la otra persona ha acabado retirándose sin que nosotros entendiéramos que le había
sucedido.
La comunicación entre humanos está llena de matices sutiles que conviene
tener en cuenta cuando nos relacionamos con los demás, especialmente con las personas
más próximas a nosotros. De lo contrario se desencadenan conflictos de relación
de pareja, ruptura de amistades o problemas con los compañeros de trabajo que
no acabamos de entender.
Estos
conflictos surgen a menudo porque nos cuesta captar cual es nuestro papel en esas
situaciones.
No podemos
cambiar a los demás pero si podemos intentar entender que papel tenemos
nosotros en el conflicto para ver como remediarlo.
Uno de
los errores frecuentes es intentar esconder nuestros sentimientos por miedo a
desencadenar el conflicto. Esta táctica solo hace que empeorar la situación. En
cambio poder encontrar la forma de hablar de manera clara de que es lo que
nosotros sentimos ante determinado hecho puede ayudarnos a que la otra persona
nos aclare cual es su punto de vista respecto a la situación.
Un
ejercicio interesante puede ser escribir en un papel que es lo que nos dijo la
persona con la que tuvimos algún conflicto y que es lo que respondimos nosotros.
Si después
reflexionamos acerca de la respuesta que dimos podemos analizar si esa fue o no
una buena respuesta que favoreció la comunicación o no. Podremos también analizar las consecuencias de esta respuesta ¿nos
ayudó a resolver el problema? ¿ lo empeoró?¿por qué ?