Todo ello
nos lleva a situaciones de estrés. Ello
va a repercutir en la dificultad para conciliar el sueño, la tendencia a caer en
la tristeza, sensación de fatiga, irritabilidad, ansiedad y la pérdida de
relaciones afectivas satisfactorias. Cuando la sensación de estrés y sus
consecuencias anímicas se mantienen
durante un tiempo largo, pueden aparecer síntomas físicos secundarios a la situación.
Prevenir
el estrés y sus síntomas es posible, si tenemos en cuenta algunas circunstancias:
1) Tomar conciencia de que es lo
que nos atrae: puede ser la comida, el dinero,
el vestir bien, el tener coches o electrodomésticos caros. No podemos evitar
ver esos objetos y que nos tienten. Tampoco podemos ignorar que otras personas
los tienen. Se trataría de convivir con esas tentaciones y ser conscientes de ello.
Esa sería la única forma de poder controlar esos deseos y satisfacerlos de una
manera proporcionada a nuestras necesidades.
2) Rehuir los excesos:
Ser conscientes que acumular más no es
tener más. Una dificultad añadida puede ser compararnos con los demás. Entonces
nos va a resultar más difícil valorar lo que tenemos.
3) Compararnos solo con nosotros mismos:
Se suele decir que las comparaciones son odiosas. Esto es porque cuando nos
comparamos con alguien o nos sentimos superiores o nos sentimos inferiores. Esto
hace surgir en nosotros sentimientos de soberbia o de envidia. Esos
sentimientos nos privan de saborear y disfrutar de lo que realmente hemos
conseguido. Compararnos con nosotros mismos es un pensamiento positivo que nos
permite valorar lo que hemos conseguido y hasta donde queremos llegar.
4) Buscar relaciones interpersonales
positivas: Buscar la compañía de personas que nos
aporten sentimientos positivos.
No caer en la tentación de criticar a otros.
Lo negativo que comentamos de otros acaba repercutiendo en nuestro estado de ánimo.
Reconocer
que aunque nadie es del todo objetivo, nuestro punto de vista contrastado con el
punto de vista de los demás, nos puede ayudar a tener una visión más amplia de
la realidad.
5) Aceptar que no podemos
controlarlo todo: Estamos acostumbrados a pensar
que todo se puede remediar, cambiar o controlar. Pero no es así, la vida nos sorprende
a veces con hechos inesperados. Eso puede dar lugar a situaciones de
sufrimiento. Pero para vivir con el estado de ánimo sereno deberíamos poder
aceptar la parte positiva de las situaciones que no son como esperábamos.