dimarts, 26 de juliol del 2016

COMO PENSAR DE FORMA CREATIVA





Cuando conseguimos dejar de clasificar las cosas que nos suceden en buenas o malas, conseguimos convertir todo lo que nos sucede en una experiencia de la que podemos aprender algo.


Nuestros horizontes se amplían y conseguimos  aprender y crecer a partir de los acontecimientos que vamos viviendo. Nuestra imaginación se expande y podemos empezar a controlar nuestra mente.


Es posible que entonces se nos ocurran ideas y proyectos nuevos. También que podamos aprovechar nuestra experiencia de forma útil para nosotros. Las dificultades que hayamos encontrado no nos van a hacer retraídos y temerosos, sino que nos van a servir para ensayar diferentes formas de conseguir lo que queremos.

Para eso será necesario que podamos descubrir cuáles son  nuestros objetivos en la vida.




Dedicar diariamente un  tiempo  a reflexionar sobre cuáles son nuestros objetivos, o como estamos progresando en aquello que nos propusimos,  nos va a permitir calmar nuestra mente y clarificar nuestras ideas.  

Esta reflexión se puede realizar a solas o dialogando con alguien que sea capaz de escucharnos sin emitir juicios críticos .Pero siempre en un lugar tranquilo.




Si somos constantes y realizamos esa reflexión diariamente al cabo de poco tiempo empezaremos a sentirnos más calmados interiormente y va a ser más fácil que nuestras ideas fluyan de una manera natural.

Podremos entonces conocer mejor cuales son las cosas en las que deseamos invertir nuestra energía y cuáles son las cosas que consideramos realmente  valiosas.

Si hemos encontrado lo que verdaderamente es nuestro objetivo en la vida y dedicamos a ese objetivo toda nuestra energía observáremos como nos sentimos satisfechos  con nuestra vida.



La felicidad seria la consecuencia de conseguir que nuestra vida tenga algún sentido a partir del contenido que nosotros le damos. La felicidad no puede ser el objetivo sino el efecto secundario de sentirnos realizados a nivel personal. 




dimarts, 19 de juliol del 2016

TODO ES SEGUN EL COLOR DEL CRISTAL CON QUE SE MIRA





Este viejo refrán nos habla de cómo nuestra mente puede ver de forma positiva o negativa las diferentes cosas que nos suceden.


Hay personas que tienen el hábito de verlo todo de color negativo. No  solo el presente, sino también hechos sucedidos en el pasado más o menos reciente. A veces recuerdan cosas que les sucedieron en la infancia, otras veces recuerdan como les trató el dependiente de la tienda esa mañana y así sucesivamente. No necesariamente piensan en  grandes traumas o en grandes problemas, cualquier cosa, por pequeña que pudiera parecer, les ocupa la mente. Van  rumiando pensamientos negativos todo el tiempo, sin darse cuenta de que eso les desgasta y les consume. 
  



Ese hábito de pensamiento  empobrece su creatividad, les impide pensar cosas nuevas, ideas que les ayuden a resolver algún problema y sobre todo les impide disfrutar de la vida y de todo lo bueno y positivo que hay a su alrededor.



Se ha comprobado que a lo largo del día miles de pensamientos se cruzan por la mente. Pero también se ha comprobado que el noventa y cinco por ciento de esos pensamientos suelen repetirse. Es decir que hay un pequeño porcentaje de pensamientos novedosos que se nos ocurren cada día.

Es posible incrementar el porcentaje de pensamientos novedosos y de pensamientos creativos si cambiamos nuestros hábitos de pensamiento.



Uno de los hábitos que debiéramos fomentar es la capacidad de aceptar nuestro pasado, aceptar las cosas tal como son y ver las experiencias que hayamos vivido como una fuente de experiencia y aprendizaje. Esas experiencias vividas, sean las que sean, nos ayudan a crecer.

Para cambiar cualquier hábito es necesario ser perseverante y darse un tiempo para conseguirlo, pero el resultado que podemos obtener si conseguimos ver las cosas desde el punto de vista positivo nos reportará grandes beneficios personales.



Nos va a permitir querernos más a nosotros mismos y también poder querer más a los demás.

Nos vamos a sentir liberados de las grandes cargas negativas con  lo cual nos vamos a sentir más enérgicos y más entusiastas y sobre todo con mayor armonía interior. 



Hay más técnicas que nos permiten mejorar nuestra mente para conseguir estos objetivos, como iremos viendo en las próximas semanas




dimarts, 12 de juliol del 2016

AYUDANDO A NUESTROS HIJOS A CRECER FELICES



La felicidad no es algo innato, aunque parece que hay algunas personas que tienen más predisposición que otras a sentirse felices.

Lo cierto es que la interacción entre el ambiente que nos rodea  y nuestra manera de ser  favorece que nos sintamos más o menos felices.

Un aspecto importante para ser feliz, es sentir que nuestra vida tiene sentido

Este es un sentimiento inconsciente que surge cuando hay sintonía entre nuestra vida y lo que nos rodea.
Esta sensación se traduciría como un "todo va bien".
Es un sentimiento de relación positiva con la vida.



Si nuestros hijos crecen con ese sentimiento será más probable que se sientan felices. También sentirán confianza en la vida.

Nos daremos cuenta de que sienten confianza en la vida por la forma en que se relacionan con las personas de su entorno.
Poder ayudarles a despertar la confianza en ellos mismos y en lo que les rodea, es uno de los aspectos importantes para la crianza de nuestros hijos.





Para ayudarles a desarrollar esa confianza, es importante animarles a participar en actividades diversas dentro y fuera del ambiente familiar.
Enseñarles a jugar, proponerles objetivos alcanzables, acompañarles en el descubrimiento de las cosas del mundo que les van a sorprender a lo largo de su vida.
Si estamos a su lado en el momento de los descubrimientos que vayan haciendo podremos guiarles para que vivan experiencias de éxito.
Esas experiencias de éxito reforzarán la confianza en sí mismos. 



Somos nosotros los padres y los adultos en general, quienes desde nuestra experiencia vamos a ayudarles aproximarse a las cosas nuevas preservando su seguridad  y dosificando la dificultad de acuerdo con la edad del niño. 

Hay niños que tienen más capacidad que otros para superar las dificultades que van encontrando en su camino y también para recuperarse de los traumas que puedan sufrir. Sería lo que en psicología se denomina actualmente la capacidad de Resiliencia. Esta es una palabra tomada de la física que describe la capacidad de recuperarse después de un trauma.
El ser humano tiene mayor capacidad de Resiliencia cuanto mejor ha sido la relación con sus padres y su entorno afectivo en general.
El sentido del humor es un buen factor para la capacidad de Resiliencia, nos ayuda a tomar distancia de algunas situaciones y poder pensarlas mejor.


Las personas que tienen más confianza en lo que les rodea pueden relacionarse mejor con su entorno y eso mejora su autoestima y mejora su capacidad de Resiliencia.



Aunque no siempre los mensajes que llegan del entorno son positivos,  es posible recuperarse después de haber sufrido alguna experiencia negativa. No hay que creer en la fatalidad de que alguien que vivió experiencias negativas en su vida no va a poder recuperarse.
Se le podrá a ayudar ofreciéndole apoyo, pero también gracias a sus recursos personales.


dimarts, 5 de juliol del 2016

NO SE ES FELIZ POR CASUALIDAD



A veces pensamos que hay personas que son afortunadas por casualidad. En realidad, se trataría de saber que han hecho esas personas por sí mismas para construir “su buena suerte “.


Características que tienen en común las personas que están satisfechas de su suerte:
En general son personas que tienen un buen concepto de sí mismas: sea  cual sea su aspecto físico se comportan con naturalidad sin acomplejarse de ninguna manera por ninguno de sus rasgos físicos.

La actitud  de las personas que se sienten afortunadas es de optimismo: ven salida a todas las dificultades con las que se puedan encontrar. No dejan que las dificultades que van encontrándose en su vida les hundan.



Tienen una actitud abierta hacia las personas que les rodean y eso les ayuda a establecer buenas relaciones con los  demás. Es más probable entonces  que encuentren ayuda en las otras personas ante circunstancias difíciles. Es una actitud que les puede ayudar a encontrar trabajo, por ejemplo.

También son personas que saben empatizar con los demás. Eso quiere decir que saben ponerse en la piel de los otros y sentir las emociones que pueden afectar a las otras personas, ante las circunstancias que sean. Saben acompañar a los otros en los sentimientos que expresan, de la manera adecuada.

Las personas afortunadas son personas que reaccionan ante las situaciones que viven: no esperan que los problemas se resuelvan por si solos, sino que generan sus situaciones para que el resultado de lo que ellos desean les sea más favorable.



Una cualidad importante de las personas afortunadas es su perseverancia. Cuando desean algo luchan por conseguirlo y mantienen su actitud de esfuerzo a lo largo del tiempo que sea necesario.

Si fomentáramos en nosotros cada uno de esos rasgos probablemente nos sentiríamos más afortunados. También estaríamos más cerca de conseguir realizar nuestros proyectos.

Se trataría de poder modificar algunas de nuestras actitudes a lo largo de nuestra vida cotidiana.

¿Nos hemos preguntado, por ejemplo, con qué actitud vamos por la vida? ¿Sonreímos con frecuencia?

Se ha observado que esbozar una sonrisa cambia la  sensación interna de nosotros con nosotros mismos y también  la relación que mantenemos con los demás. Nos sentimos más felices cuando sonreímos aunque no haya cambiado nada de nuestra realidad. El simple hecho de sonreír ya nos hace sentir mejor.



Además la persona que sonríe es más probable que reciba más sonrisas de los demás que la persona que va por la calle con una expresión seria, amargada o de enfado.

También es  importante cuidar  las frases de nuestro dialogo interior: las frases que nos decimos a nosotros mismos.

Esas frases que nos decimos nosotros mismo debieran ser frases positivas que nos animaran a mejorar en aquello que deseamos conseguir. Si  nos las repitiéramos varias veces cada día nuestro cerebro las aceptaría como ciertas y nos sentiríamos realmente mejor. Eso nos ayudaría a emprender algunos proyectos con mayor confianza, iniciándose entonces un ciclo benéfico.